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Desierto del Kalahari |
Los símbolos empleados para describir experiencias no han
cambiado a lo largo de la historia de la consciencia humana, pues seguimos
necesitando medios sencillos pero omniinclusivos que abarraquen estas imágenes
arquetípicas.
Nuestros antepasados más remotos consideraban sus
experiencias internas como la vara de medir los fenómenos exteriores,
prácticamente lo llegaban a igualar en una suerte de primitivismo ínter
subjetivo cuasi directo con su entorno, en su mayoría sobre los elementos de la
naturaleza y todas sus expresiones. Así la luna que ejerce poder sobre las
aguas y la vegetación, también ilumina con sus reflejos la noche oscura. En
cada aparición nocturna la acompañan una miríada de estrellas y cambia
cíclicamente de su forma de hoz a la de la luna llena o nueva. Estos cambios
cíclicos sólo se observaban en las mujeres, y por ello lo femenino era la Diosa
de nuestros ancestros. Por todas sus cualidades, se la concebía como una
deidad. Diosa y luna eran una unidad indivisible, como si la misma luna fuera
la imagen de la Diosa en el mundo de nuestros ancestros.
Las sacerdotisas
de la Diosa
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China. La diosa china Guanyin
identificada con la luna |
Los templos dedicados a las diversas e importantes Diosas
del mundo antiguo, siempre tenían a la luna como símbolo primario de divinidad.
Una corte de sacerdotisas se encargaba de celebrar las prácticas mágicas
encaminadas a fomentar el poder fertilizante de su símbolo. Los ciclos se
observaban estrictamente, y se practicaban rituales específicos para cada fase
lunar. la función más importante de la sacerdotisa consistía en ocuparse de la
provisión de agua, atrayendo la lluvia y ejerciendo un control mágico de la
climatología. En realidad, se creía que la luna influía no sólo en el estiaje y
los cursos de los ríos, mares y demás cursos del agua, sino también en el
movimiento de las nubes de lluvia y los cambios climatológicos. El agua era de
importancia fundamental para las comunidades agrícolas, pues fertilizaba el
suelo.
La asociación de ideas en la mente colectiva antigua veía el
ciclo lunar como sinónimo del ciclo mensual femenino. La luna era responsable
de la fertilidad de las mujeres y de la tierra. Y, así como la tierra era la
Gran Madre, también la luna, con su poder sobre las aguas, se consideraba
responsable de la fertilidad de la tierra. Arquetipo: mujer-luna.
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Sudan del Sur. Jóvenes de la etnia Dinka
untados en ceniza durante un baile ritual |
En la actualidad aún se practican ritos para atraer la
lluvia en África y en Sudamérica. Las sacerdotisas de la luna primero limpiaban
los arroyos y pozos, y luego extraen agua fresca y al derraman por sus cuerpos;
también suelen arrojar objetos fetiches al agua. Esta última costumbre
sobrevive hasta la fecha incluso en la Roma civilizada: se dice que todo aquel
que visite al Fontana di Trevi, construida sobre uno de los manantiales que se
empleaban para abastecer las reservas de agua de la ciudad, deben arrojar una
moneda que le proporcionará suerte y prosperidad. Las monedas, de forma redonda
como la luna llena cuando influye en las mareas en su máxima expansión, son los
modernos fetiches de la riqueza.
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Fontana de Trevi |
La fertilidad no se consideraba una cualidad inherente a la
naturaleza biológica de la mujer, sino un don de la Diosa. Y esto era así
porque el individuo como tal, el yo que hoy decimos de cada uno de nosotros,
aún no existía. Todo era dado desde fuera, hasta las características biológicas
en sus funciones cíclicas. Así la Diosa Fortuna era quien explicaría la
consecución de logros y no, la capacidad del individuo en su consecución
mediante" su esfuerzo, capacidad o habilidad", estas cualidades en la
antigüedad eran dadas por la divinidad. Tanto era así, que el papel del hombre
en la procreación no estaba claro, pues no observaban cambios ni estados de
embarazo, con lo cual se consideraba que en todo caso, solo era la voluntad de
la Diosa.
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Diosa Fortuna |
El mundo de nuestros ancestros era un mundo muy frágil tanto
para habitarlo como para mantenerlo, y todo su lugar de control están fuera de
ellos. Las enfermedades que hoy hemos logrado vencer con tanta facilidad,
entonces eran causa de muerte, las guerras eran mucho más frecuentes, las
invasiones permanentes hacían perder fácilmente los clanes en algún momento
establecidos, y la necesidad de sangre joven era una constante necesidad, y la
fertilidad que garantizara la reproducción y el mantenimiento de niños y
jóvenes era su leitmotiv, ya que de ello dependía la supervivencia de la
civilización. Así pues, los ritos celebrados por las sacerdotisas de la luna
para propiciar la fertilidad de la tierra y de las mujeres era considerado
sagrado. Con ello, la voluntad de la Diosa haya a su expresión en el mundo
físico.
Al entrar al servicio del templo, las muchachas eran
sometidas a una ceremonia de iniciación a los misterios de al Diosa:
sacrificaban su virginidad y realizaban una hierogamia, o matrimonio sagrado,
que se consumaba con el sacerdote -representante del dios demiurgo de la
fertilidad, amante de la Diosa- o con un extraño que visitará el templo (genes
nuevos) .
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Diosa Madre.
Art. Mesopotámico |
Al parecer, era bastante frecuente que las sacerdotisas
practicaran la mal interpretada desde nuestros esquemas actuales, una suerte de
prostitución; era un rol sagrado al servicio de la perpetuación de la especie.
Buena parte se sus vidas, estaba dedicada a propiciar la fertilidad.
En realidad no sólo las sacerdotisas sino todas las mujeres
debían someterse a la práctica sexual con diversos hombres o lo que es lo
mismo, una poliandria lo suficientemente activa dentro de un " sentido
sagrado " mayor que el individual y que garantizara la perpetuación de su
civilización y por lo tanto la prosperidad.
La copulación del dios y la Diosa, o de sus representantes
humanos, se creía esencial también para el nacimiento y desarrollo de las
plantas y animales. La unión de la pareja divina se simulaba y multiplicaba en
la tierra por medio de la real, aunque efímera, unión de los sexos humanos,
para asegurar la fecundidad del suelo, de los animales, de los hombres y de las
mujeres.
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La princesa Nausícaa y sus doncellas
en presencia de Atenea |
La hierogamia refleja la costumbre que perduró desde el
mundo antiguo hasta Roma, donde el rey debía su preeminencia al hecho de que
estaba casado con una virgen Vestal. Se trataba de una herencia de la vieja
tradición de la Gran Diosa de los países mesopotámicos y que tomaba otra hombre
como amante para garantizar en todo caso al descendencia. La representación de
la tradición impelía de forma clara a la reina a tomar un amante, que se
convertiría en una especie de rey funcional para cumplir los deseos de la
Diosa. Con el transcurso del tiempo, la tradición cambió debido al judaísmo y
sobre todo al cristianismo con la llegada del patriarcado. Sin embargo, antes
de esto, en países tales como la antigua Grecia y Roma, durante largo tiempo la
propiedad privada y el linaje de solos grandes reyes fueron transmitidos de
generación en generación a través de la línea sanguínea de la madre.
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Camboya. Relieve de las ninfas celestiales
en un templo del s. XII |
A partir de pinturas y ornamentos en las paredes de los
templos y en vasijas rituales, se deduce que el rito de la fertilidad implicaba
tomar alimentos sagrados. La ingestión de pasteles de cebada o cualquier otro
cereal simbolizaba la participación del cuerpo del dios , amante de la Diosa.
El vino era símbolo de su sangre, que se derramaba a su muerte para fertilizar
los campos. El mismo simbolismo se mantiene aún en el rito cristiano. El vino
también como bebida embriagadora llamada " soma" o " la bebida
de los dioses". Las sacerdotisas portaban un recipiente dividido en varios
compartimentos, cada uno de los cuales contenía semillas de grano cultivado en
la zona y una vela encendida en el centro. La vela era símbolo de la "
llama de la vida", el poder fertilizante y la luz producida por la unión
de lo femenino y masculino. El recipiente se denominaba kermos y representaba
el vientre de la Gran Madre, donadora de vida; solía emplearse también para
simbolizar a la propia Diosa.
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Mexico. Arte Maya.
Diosa de la fertilidad |
Las sacerdotisas a través de los ritos intentaban captar
"los misterios" de tal modo de que las llevara a concertar una mayor
relación entre los humanos y dios. El rito era un medio, un puente que unía el
plano humano, temporal y confuso, con el divino, perpetuo inmutable e
intemporal. Los símbolos como la llama, las semillas de grano y los pasteles de
cereales, actuaban como " lenguaje" de comunicación íntima, a modo
psicosomático con la deidad. En tiempos posteriores, las brujas desarrollaron
hechizos para cruzar el umbral del misterio, entró lo que es conocido y lo que
aún permanece desconocido.
También en la actualidad podemos observar vestigios de esta
intención de conocer lo que nos es incomprensible. Cuando hemos tenido un sueño
muy vivido o relevante intentamos analizar para comprender los resquicios de
nuestro ser. La búsqueda de la" llama interior”, de la sustancia o
conocimiento superior o divino, no es, como podríamos sospechar, una tendencia
moderna en respuesta a un mundo desencantado. Siempre ha formado parte de
nuestra psique humana. De hecho, desde los tiempos primigenios , los sabios
,sabias y maestros o maestras de todos los tiempos han intentado comunicar sus
experiencias de éxtasis a los demás .Y puesto que la experiencia siempre es
particular , no se puede comprender a través del lenguaje común ha de utilizarse
un lenguaje especial para transmitirla. Este lenguaje ha de transmitir
información de lo que se conoce y de lo que aún no, del misterio, ha de
condensar todo el sentido y significado esto el sentido total, por ello se
utilizan los símbolos pintados o escritos.
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India. Templo hinduista de Lakshmana del s.X-XI.
Relieve con escenas eróticas |
La función básica del sacerdote es la traducción y
explicación de los símbolos a un lenguaje comprensible y corriente.
Lo símbolos son muy relevantes por quedar gravados en
nuestra consciencia. No sólo nos transmitirán una experiencia, sino que servirán
de pauta para quienes se adentren en el "camino sin camino". Es como
una suerte de pistas de lo conocido por un camino que aún no conocemos pero que
podemos seguir sondeando a partir de los datos conservados en el símbolo y
grabados en la memoria colectiva.
Al igual que el cuento infantil de pulgarcito, en el que un
joven va dejando tras de sí migas de mijo por el camino a medida que va
penetrando sólo en el bosque, así el visionario deja tras de sí símbolos para
el que llegue después de el.
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Grecia. Sacerdotisa quemando incienso.
Detalle de un fresco del s.XVI a.C. |
La mitología y su simbología es siempre el lenguaje de una
experiencia iluminadora que cualquiera que se adentre puede comprender.
La función de las sacerdotisas difiere en gran medida de las
e los sacerdotes. Mientras que él es un " traductor" de símbolos ella
es una transmisora. La capacidad de la mujer de " recibir" para poder
"dar", la convierte en un canal perfecto para lo divino. Por eso las
mujeres, más que poseer, la transmiten, reciben y dan, al igual que en la
función biológica del embarazo y el parto. Pero por supuesto que no es este
describir, más que una metáfora de la actitud femenina frente al conocimiento,
y no, la única función a la que ha sido relegada por los siglos de los siglos
por iglesias castradoras.
Dra. Dª Mª Luz Sánchez Escalada
Psicoterapeuta. Doctora en Psicología.